martes, 28 de marzo de 2017

La verdad relativa de las Redes Sociales

El atentado de Londres del pasado 22 de marzo ha vuelto a poner de manifiesto lo fácil que es difundir una información falsa en internet y crear una corriente de opinión al respecto. 

Una de las fotografías del atentado fue utilizada en las redes sociales como un argumento islamófobo. Se trata de una instantánea en la que se ve a una mujer con velo que camina junto a un grupo de personas que intentan ayudar a las víctimas y que ha llegado a ser el tuit más compartido en las redes, 3.000 veces en un solo día. 

El citado mensaje argumentaba que la mujer, visiblemente musulmana por el pañuelo que cubre su pelo, pasa con indiferencia sin importarle lo que hay alrededor, de forma, que en tan sólo 24 horas miles de personas compartieron una imagen como supuesta prueba del odio, sin fijarse siquiera, en que otras muchas personas con vestimenta occidental hacían lo mismo.


Si bien es cierto que la información siempre es interpretada en función de nuestro modelo de la realidad, las redes sociales se han convertido en un importante amplificador de este efecto, de forma que lo que en ellas vemos es aceptado como verdad absoluta y no lo ponemos en duda prácticamente nunca.

A todo ello ha contribuido la existencia de numerosos perfiles y páginas webs dedicadas a elaborar noticias inventadas y otras tantas con un germen de verdad envuelto en mentiras, también denominadas “postverdad”, cuyos exagerados titulares se convierten en un elemento básico para la viralidad.

Y es que las redes sociales, pese a haberse erigido en una importante fuente de información e investigación periodística, presentan carencias como la escasa calidad de la información que ofrecen y la dificultad de verificar la autenticidad de los perfiles, lo que las convierte en el medio idóneo para exaltar sentimientos y exacerbar las emociones primarias.

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