martes, 2 de febrero de 2016

Recuperemos palabras olvidadas en Twitter: #Hayquedecirlomas

Leo hoy en El Mundo un artículo que habla sobre  La tienda de palabras olvidadas, un proyecto que pretende recuperar términos en desuso a fin de enriquecer el vocabulario de los tuiteros. Por lo visto, la concisión en la escritura está provocando que de las 94.000 palabras que conforman nuestro diccionario, solo utilicemos unas 2.000, de forma que, en aras de la economía del idioma estamos cayendo en una extrema pobreza léxica.



Palabras como “picaflor” o “pantomima” fueron usadas menos de 300 veces en todo 2015 y ese abandono progresivo de la riqueza lingüística me recuerda un tema, en realidad, bastante viejo: que los medios sociales, esos que han contribuido a democratizar la información y que nos permiten comunicarnos de forma rápida y ágil, también están provocando que nuestro diálogo pase de lo meramente coloquial a lo deformado.

Con mil años de antigüedad, el español es un lenguaje rico y con un enorme potencial, por algo es el segundo idioma nativo más hablado del mundo, con casi 500 millones de personas; y el segundo en los negocios, por detrás del inglés. Sin embargo, la tiranía de los 140 caracteres nos obliga a usar frases cortas, palabras escuetas, y ese menos es mas está acabando con muchos términos habituales de nuestra lengua.

Eso por no hablar de cómo los usuarios trasgreden la normativa establecida del lenguaje, alterando las reglas de la semántica y la ortografía, así como disminuyendo la capacidad de realizar ensayos escritos de más de tres páginas.



Pobreza expresiva, discordancias gramaticales, ausencia de signos de puntuación, abreviaturas imposibles, abuso de mayúsculas y puntos suspensivos, son tan sólo algunas de las barbaridades que los profesores nos encontramos a diario en los trabajos de nuestros alumnos universitarios y que derivan de la incapacidad de adecuación a las distintas situaciones comunicativas.

La modernidad ha cambiado nuestra forma de escribir, nuevos signos y medias palabras forman un nuevo y rápido lenguaje, más impreciso, más pobre, por eso son buenas iniciativas como esta que apuestan por rescatar del olvido palabras como #batiburrillo, mezcla desordenada de cosas que no guardan relación entre sí, o #cachivache, cosa rota o inservible, palabras que siguen en uso, que dicen mucho con pocas letras y que merecen un sitio en el universo discursivo digital.

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